sábado, 18 de abril de 2015

Lo peor de los besos

Lo peor de los besos es que algunos reaparecen cuando los dabas por olvidados.

El otro día se presentó un beso en casa. Un beso del pasado. Ni siquiera sabía quién ni cuándo me lo dio. Pero al verlo plantado en la puerta, con una maleta y aire de reproche, de inmediato lo reconocí como mío en parte. 

Abrió al fin sus brazos, tolerante.

- Anda, pasa un rato -, le dije. 

Ahora lleva dos semanas instalado en mi sofá, bebiéndose mi whisky, leyendo mis novelas por encima con aire escéptico. 

Lo peor de los besos, los besos antiguos que ya debieran estar fuera de tu vida, es cuando te dan una palmadita en el hombro, como con pena, y te dicen:

- Anda, vámonos de marcha un rato, a ver si te despejas, que te has vuelto aburrido.

Y cuando salimos, encima liga más que yo. Y eso que no tiene forma humana: lo que tiene es mucho morro.


E.M.M.

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