lunes, 3 de agosto de 2015


Entre mis carpetas "olvidadas" (?) a veces uno se encuentra cosas como esta, que debió ser el eslabón perdido allá por el siglo pasado, entre mi poesía y mi prosa. Eso sí: se nota que la escribí en primavera.

Tu felicidad no es un bien de consumo:
si la sopesas, la envuelves, le pones precio,
verás qué rápida es y que poco doméstica;
qué pronto estás hablando de ella con tu analista,

buscándola en un libro,
en soliloquios.
Y tu amiga se habrá ido sin hacer las maletas
en las que quisiste que habitara.

E.M.M.

29/4/95